Te hallé en el Monte Calvario,
desnudo y despojado,
cargado con una cruz, desolado,
condenado a morir desangrado.
Te hallé en el Monte Calvario,
herido y deshonrado,
coronado de espinas, maniatado
y, el destino te quiso, resucitado.
Te hallé en el Monte Calvario,
un lugar imaginado,
un sitio donde nunca he estado,
un final por los hombres contado.