Princesa,
encantada pizpireta,
con tu cara me dices,
que te abrace con fuerza,
tus mimos y, caricias,
los besos de dulce muñeca,
la sonrisa en tu cara,
desarmado me dejan.
Aunque el tiempo pase,
mi querida princesa,
recuerda cuánto te quise,
más que nadie, fui tu padre
y, si no estoy, no te apures
y, nunca dejes de abrazarme.
(A Malena)