La campiña está gris,
el cielo está encapotado,
me marcho triste y, nostálgico,
dejo a mis padres sentados,
en la mesa camilla,
sintiendo la ausencia,
la soledad, la vejez…
Apenado me encuentro,
ellos que me dieron la vida,
notan que la suya se acorta
y, yo presiento que serán,
mis últimos viajes,
mis últimas estancias…
Os quiero y, me voy compungido,
pues se que la vida es un soplo
y, agradezco vuestro amor,
de padres sacrificados.
(Dedicada a los padres que han dado todo por sus hijos y, en la vejez se ven solos…)