Hágase la luz,
prendí el interruptor,
pero, aunque vino la electricidad,
la iluminación nunca llegó,
y, mi corazón siguió,
habitando en la más oscura,
y, supina oscuridad.
Hágase la luz,
prendí el interruptor,
pero, aunque vino la electricidad,
la iluminación nunca llegó,
y, mi corazón siguió,
habitando en la más oscura,
y, supina oscuridad.