Te quiero
aunque no sepas de mi existencia,
del empeño de mi voz,
de los recuerdos y, los versos,
de las canciones que yo escribí,
de los sueños, todos los cielos,
que fabriqué pensando en ti.
Te quiero,
aunque no habite ya en tu piel,
ni percibas mi queda ausencia,
eres el juicio y, la razón,
la fugacidad de lo eterno,
la quietud entre la turba,
el ángel de mi infierno,
que arrinconé creyendo en ti.