Eché la vista atrás
y, rememoré los años vividos,
con mezcla de nostalgia y entusiasmo.
siento que el tiempo ha transcurrido,
demasiado rápido, demasiado deprisa.
Miro en el espejo el niño que fui
y, observo los surcos que las arrugas componen,
como los anillos concéntricos de los árboles
y, las ondas sin fin de las piedras en el agua,
el golpeo constante del mar en el acantilado,
el reloj de sol marca el devenir
y, la arena se vacía de una campana a otra,
perpetua y constante,
haciéndome comprender que, aunque quiera,
no lo puedo detener…
pero sí puedo razonar,
más cuando,
sienta morriña y añoranza
y, al final me convierta en mísero polvo,
¡¡sabré que te tengo a ti!!