Acostumbrado a perder,
ya nada me inquieta,
aprendí a saber descender,
conocí los nudos que aprietan.
Adiestrado a deponer,
de lado toda suerte,
superé murallas y puertas,
discerní que quiero tenerte.
Acostumbrado a perder,
ya nada me inquieta,
aprendí a saber descender,
conocí los nudos que aprietan.
Adiestrado a deponer,
de lado toda suerte,
superé murallas y puertas,
discerní que quiero tenerte.