Escombros
No arrojes escombros
sobre mi corazón malherido,
ya he purgado mi culpa
y, ahora encuentro el sentido,
he sido egoísta,
obré como un niño consentido
y, ahora me pongo de rodillas
roto y, compungido.
No hagas más leña
de mi árbol vencido y, caído,
ni tires cenizas,
ni avives rescoldos, estoy rendido,
soy como un juguete roto
y, me hallo tan perdido,
a la deriva, sin rumbo,
varado o, más bien hundido.
No arrojes más cascotes
a mi espíritu fenecido.