Salvaguarda mi intimidad,
que no quiero estar expuesto,
valoro tanto lo mío,
con celo y mimo, lo conservo.
En nadie confío,
deseo seguir siendo virgen,
que me rece la gente,
besen mis manos y reverencien,
hagan cánticos en mi honor,
dándose golpes en el pecho,
para que puedan velar,
por lo más sagrado,
mi efigie de madera y cartón piedra.