Déjame quererte,
que sea para siempre,
eterno e imperecedero,
aunque haya desencuentros,
soledades y silencios,
pasarán fugaces
y, el amor los cubrirá,
rellenará las grietas,
cerrará las fisuras
y, sabremos sobreponernos,
al paso del tiempo,
a la madurez,
a ver nuestros hijos crecer,
al nido vacío y a la vejez,
por eso, déjame quererte
y, quiéreme también.