Hoy volví a chupar banquillo,
estuve calentando por fuera,
sin pisar la raya,
y no vi puerta,
sudé, pero no vi puerta,
es una pena recorrer la banda,
de aquí para allá,
sin saltar al terreno de juego,
aunque nunca pierdes la ilusión.
Pero hoy ha vuelto a pasar,
me quedé con la miel en los labios,
intuí un gesto del entrenador,
queriéndome llamar,
hasta vi mi número en el panel,
esperando el cambio,
más nunca llegó,
y de nuevo el pitido sonó,
habrá que esperar una nueva oportunidad.
Seguiré entrenando en los bares,
así, a mano alzada,
barruntando la ocasión,
de volver a salir al campo,
y jugar a lo que sé,
dar patadas al aire sin balón,
para regresar de nuevo al banquillo,
el cual, es mi sitio natural.
¡Amén!