Si pudiera hacer la digestión de nuevo,
no te ingeriría,
me atraganté y se me hizo bola,
salivé tanto pensándote,
que cuando te tuve en la boca,
el gusto se volvió ácido y amargo,
con ganas de regurgitarte,
de vomitar y expulsar las miasmas,
impregnadas de entrañas,
que no supe ni pude deglutir,
tripas de tu alma negra,
tanto dolor… el que causaste en mi estómago.