Siento la fragilidad,
la candidez de tu mirada,
la liviana palabra,
que al estío se escapa,
como nívea promesa,
de fragante princesa,
cual pequeña traviesa,
que mi alma embelesa.
Siento la fragilidad,
la candidez de tu mirada,
la liviana palabra,
que al estío se escapa,
como nívea promesa,
de fragante princesa,
cual pequeña traviesa,
que mi alma embelesa.