Una contienda más
Clavé mis uñas en tu piel,
aferrándome a la carne,
reducto de la contienda,
entre voraces amantes,
que gastaron sus balas,
luchando beligerantes,
trincheras de alambre,
golpeando muy graves,
sin bajar la guardia,
ni ceder terreno a nadie,
intercambiando obuses,
en una contienda mortal,
sin víctimas ni heridos,
solo cuerpos vencidos,
tras la pugna mantenida,
enzarzados en ataques,
extasiados tras las ruinas,
de una guerra codiciada.