El rumbo,
el mío mismo,
rompí el timón,
quedándome a la deriva,
a merced de las corrientes,
dejándome llevar,
dejándome arrastrar,
al mar infinito.
El rumbo,
el mío mismo,
¿dónde irá?
a la encrucijada de la propia vida,
ahí me llevará,
y entonces, solo entonces,
habré de decidir…